sábado, 1 de junio de 2013

Los juegos de antes y los de ahora

Seguro viviste esto si naciste en la década de los 90s, no había ordenadores en la mayoría de las casas, mucho menos internet, no había televisión por cable y los móviles eran del tamaño de un ladrillo. Sin embargo, a pesar de no tener estos lujos que ahora son indispensables en nuestra vida, los niños éramos muy felices porque los juegos que nos mataban de la risa no costaban nada.

No quiero decir que los niños de esta época no lo sean, sólo que “el tiempo cambia” como diría mi abuela. Porque hace más de veinte años yo jugaba con los niños de mi calle; jugábamos a “Pi”, Recargar pilas, Balón quemado, al escondite, nos intercambiábamos cromos y jugamos con las peonza.

 Jugábamos durante horas al “Pilla pilla” hasta que el juego se terminaba cuando alguien se caía y se iba llorando con su madre. Nos lanzarnos globos llenos de agua, jugábamos con la comba, entrabamos y salíamos sin que nos diera la cuerda y nos encantaba jugar a las palmas con todo el mundo.

Pero todo cambió como lo predijo en 1997 el investigador de ciencia política Giovanni Sartori, en su obra “Homo Videns” porque en estos últimos quince años la imagen se ha convertido en algo fundamental y el éxito de lo virtual relegó poco a poco el papel de los juegos tradicionales. 

Y ¿quién no dejó de jugar? Ahora todos los cambios y avances tecnológicos que se fueron desarrollando en la época que nací,  marcan radicalmente estilo de vida de muchos de los niños, que a los siete años ya no quiere muñecas sino un iPod, un smartphone o una tablet “para estar conectada todo el día en Facebook”.

Actualmente a diferencia de lo que yo viví que eran apenas los inicios del mundo multimedia, una época donde los niños todavía salíamos a la calle y de vez en cuando utilizábamos la imaginación.  Se transformó en este mundo visual en el que ahora los niños se quedan embobados a estas tecnologías, y esto hace que abandonen la búsqueda de actividades lúdicas que construyen con la imaginación y la acción un carácter creativo.

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